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Las Respuestas Generales del Catastro del Marqués de la Ensenada constituyen la más antigua y exhaustiva encuesta disponible sobre los pueblos de la Corona de Castilla a mediados del siglo XVIII.

El censo  se realizó el veinte de junio de 1750

 
El juez de levantar el acta era D. Felipe Cifuentes
 
Cura-Párroco D. Sebastián Mañueco y Labrador, perteneciente a la familia noble de Villacid de Campos, hoy día la última generación son Armendia-Palmero (Veáse Familias Nobles).
 
Los escribanos: D. Miguel Mañueco (Hermano del anterior) y Gregorio Iñigo Lozano
 
Alcalde: Juan Rodríguez Crespo
 
Procurador General: Agustín Pérez
 
 
En la primera pregunta respondieron que el nombre de la villa era Villacid de Campos.
 
En la segunda pregunta respondieron que la villa correspondía al conde de grajal
 
A la tercera dijeron que el término de la villa se encuentra, al oriente con término de Villalón, al mediodía con término de Ceinos, al poniente con Becilla, y al norte con el término de Gordaliza.
 
A la cuarta preguntan, dicen que hay farreñales, tierras de cebada, y prados.
 
A la quinta pregunta dijeron que esos farreñales, tierras, y prados eran todos de buena calidad.
 
A la sexta pregunta respondieron que en la localidad no hay ningún árbol frutal.
 
A la séptima y Octava se remiten a lo que han contestado a la sexta, pues no tienen árboles frutales y no pueden decir cuantos.
 
A la octava, novena y décima, respondieron la iguadas que tenían cada tierra, y lo que hacían las gentes de Villacid para sembrarlas y poder asegurar buena cosecha.
 
A la Undécima, dijeron que se suele recoger trigo y cebada, aunque también se recoge avena, aunque lo que se recoge solamente llega para alimentar a los ganados.
 
A la duodécima, dijeron las fanegas que se suelen recoger, el trigo era de muy buena calidad, mientras que la cebada era de media calidad. Había un viñedo de 225 cepas.
Y los prados no producen ni se arriendan.
 
A la decimotercera, dijeron que no les compete a ellos esa pregunta.
 
A la decimocuarta, dijeron que la unidad que usan para medir, es el celemín, una medida agraria que se utilizaba  antes de que fuera obligatorio el Sistema Métrico Decimal.(1 fanega de trigo regulada = Celemin).
 
A la decimoquinta, establece los diezmos y primicias, son unos impuestos para la iglesia católica, que obliga a cada uno a pagar, en Villacid de Campos pagaban con vino y pan, para el convento de San Pablo en Valladolid, para el monasterio de Bernardos de Benavides, y para los canónigos de Ampudia.
 
A la decimosexta, dijeron que el año había sido bastante árido y no se había podido establecer una buena cosecha.
 
A la decimoséptima, dijeron que no hay ningún molino.
 
A la decimoctava, dijeron que el ganado no ha venido de otra parte.
 
A la decimonovena, dijeron cuanto ganado había.
 
A la vigésima, dijeron las especies de ganado que había, mulas y machos de labranza, bueyes y vacas, caballos y yeguas, un caballo cuatrocientos reales, cada par de mulas ochocientos reales, el par de machos seiscientos, el par de bueyes quinientos, y el par de bacas de labranza cuatrocientos reales. Cada oveja valía 9 reales y el cordero 4 reales.
 
A la vigésimo primera, dijeron que no hay casas disponibles libres.
 
A la vigésimo segunda, dijeron que en las casas había como dos cientos gallinas, y que cada gallina valía 2 reales.
 
A la vigésimo tercera, dijeron que compete al procurador del común.
 
A la vigésimo cuarta, dijeron que no sabían de los gastos del procurador del común.
 
A la vigésimo quinta, tampoco sabían decir lo que se pagaba en impuestos, esto era competencia del procurador del común.
 
A la vigésimo sexta y vigésimo séptima, dijeron , que se pagaban al año 1.200 reales del interventor, 2.500 reales por el servicio de los curas.
 
A la vigésimo octava, dijeron que pagan a la señora por utilizar sus fuentes, y su agua setecientos reales.
 
A la vigésimo novena y treinta, que no había ningún mercader.
 
A la treinta y uno, y treinta y dos dijeron que había un cirujano Joseph Martín lázaro, el tendedero Juan Pardo,  Panadero Alonso Mancebo, oficio de Arriero: Manuel Pérez.
Antonio Trapote, Bernando Alonso, Melchor Pardo, Alonso Martínez, Cayetano Ramón, Jerónimo Pérez, tratantes de ganado de huevos y lino.
 
 A la treinta y tres dijeron, que había 2 albañiles, llamados  Joaquín y Bernardo López, recibían de ganancia 3 reales. Un sastre Joseph de la Iglesia, un zapatero Bernardo Martínez, 1 carretero Ventura Castellanos, 1 herrero Fran Román.
 
A la treinta y cuatro, dijeron que no había nada, preguntaban por embarcaciones.
 
A la treinta y cinco, dijeron que había 28 labradores. De los cuales 18 eran jornaleros y 10 tierras propias, los jornaleros, ganaban 1 real y la comida.
 
A la treinta y seis, dijeron que había cinco pobres de solemnidad.
 
A la treinta y siete, no hay ningún bien embargado.
 
A la treinta y ocho, dijeron que había 2 curas párrocos: D. Sebastián Mañueco y D. Gaspar Martínez.
 
A la treinta y nueve, dijeron que no había ningún convento.
 
A la cuarenta, dijeron que no había más rentas que las provinciales y generales.
 
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